La vista desde la galería de arte
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11 Agosto 2021

La vista desde la galería de arte

La vista desde la galería de arte



Durante los últimos meses te hemos guiado por los pasillos de un auténtico museo, con la ayuda de la editorial de libros Taschen y la marca de bolsas LOQI. Comenzamos en el vestíbulo de entrada con los siglos XIV, XVI y XVIII. Luego deambulamos por los pasillos del siglo XIX para ahora perdernos en la sala principal del siglo XX. Gracias por acompañarnos en este viaje a través del arte. Esta es la tercera y última parte de nuestra visita guiada. Así que vamos a empezar porque hoy todavía tenemos mucho que ver.


El siglo XX estuvo marcado por las vanguardias europeas, que impulsaron el arte moderno. Movimientos como el expresionismo, el cubismo, el dadaísmo y el surrealismo son ejemplos de la vanguardia europea. Estas nuevas ideas vinieron a revelar los cambios estéticos y conceptuales que se produjeron tras las Guerras Mundiales y el progreso industrial experimentado. Dentro del arte moderno, también encontramos el pop-art, que servirá de puente de transición hacia el arte contemporáneo.


Los movimientos artísticos del siglo XX, como muchos otros, se desarrollaron prácticamente al mismo tiempo, creándose mutuamente. Es difícil delimitar cuál fue el primero cronológicamente, pero empecemos por el dadaísmo.





El término "dada" proviene del francés y significa caballo, en lenguaje infantil. Puede sonar aleatorio y elegido al azar, y de hecho lo es. A propósito. La palabra fue elegida porque retrata la falta de sentido que puede tener el lenguaje. El dadaísmo tenía como base el azar y el nonsense -el sinsentido-, con el objetivo de desafiar los modos de expresión tradicionales. Los artistas dadaístas utilizaban el arte como forma de protesta, intentando provocar y escandalizar a la sociedad burguesa de la época.


Uno de los grandes nombres del dadaísmo es Marcel Duchamp. El francés se dio a conocer por sus ready-mades, en los que utilizaba objetos industrializados y cotidianos, dándoles una nueva finalidad, la de obra de arte. 'La Fuente' es uno de los más conocidos. Con un urinario de porcelana puesto al revés, Duchamp demostró que objetos sin valor aparente podían ser obras de arte si se exponían en galerías. Este desafío a las ideas tradicionales del arte allanó el camino a otros movimientos artísticos como el surrealismo.


El surrealismo estuvo marcado por los sueños, las fantasías, los ensueños, la falta de lógica y de conciencia. Al igual que el dadaísmo, este movimiento nació en Francia y vino a reiterar el rechazo a los valores y normas impuestos por la sociedad. El surrealismo estuvo muy influenciado por las investigaciones de Freud, que se centraron en el inconsciente, principalmente en la interpretación de los sueños. Así, los surrealistas buscaban dar forma al inconsciente a través de la imaginación, creando por impulso y sin pensar.





Uno de los grandes referentes de este movimiento vino de España: Salvador Dalí. En su obra, al principio muy inspirada en el pintor alemán De Chirico, Dalí mezclaba lo real y lo irreal. Utilizó el método creativo paranoico para crear, que consistía en interpretar libremente su inconsciente, a menudo haciendo asociaciones delirantes, como en el famoso cuadro "La persistencia de la memoria". El pintor describe sus obras como fotografías de sueños pintadas a mano.


Por otra parte, procedente de Rusia, Marc Chagall estaba fuertemente marcado por el surrealismo, a pesar de la influencia del arte popular ruso. Los críticos afirman que Chagall creó un mundo sobrenatural sin peso físico. Arriba podemos ver el cuadro "Yo y la Aldea", pintado en 1911. En él, las miradas de un hombre y una cabra se cruzan, mientras las escenas se desarrollan a su alrededor. Todo sucede al mismo tiempo, como en un sueño, en colores fríos y claros que parecen desvanecerse.


Derivado del dadaísmo llegó también el pop-art, por influencia de Duchamp y su uso de imágenes ya creadas. En el movimiento que deriva del término "arte popular", los artistas se inspiraron en las imágenes de la propaganda estadounidense para convertirlas en obras de arte. Así, el arte figurativo vuelve, esta vez en forma de crítica a la cultura de masas, al culto a la televisión, al cine y a la publicidad.





El estadounidense Roy Lichtenstein, por ejemplo, utilizó elementos cotidianos de forma crítica y figurativa, sacándolos de su contexto habitual. Nombre indiscutible del pop-art, el artista realizó reinterpretaciones de los cómics, y fue este segmento el que le llevó a la fama, a través de la técnica del puntillismo.


También está directamente relacionado con este movimiento Andy Warhol y sus pinturas de latas de sopa Campbell. Conocido también por la secuencia de retratos de Marilyn Monroe, Warhol tuvo una fase de su carrera en la que exploró la belleza masculina, antes de pasarse a la transfiguración, la estética kitsch y los objetos producidos en serie.


En los últimos años de su vida, Warhol fue el mentor de Jean-Michel Basquiat, un artista que empezó grafiteando frases en los muros del metro.  La relación entre ambos fue controvertida, provocando la discusión sobre el hecho de que un artista blanco patrocinara a un artista negro. Basquiat se dio a conocer por su símbolo artístico característico, una corona con tres puntas, que desafió la historia del arte occidental.





A diferencia de todos los artistas de los que hemos hablado hasta ahora, David Hockney es el único que sigue vivo. Se vio influenciado por el cubismo, el arte pop y la fotografía. Gracias a eso, el artista ha creado obras de arte en casi todas las formas, desde escenarios de ópera, hasta fotografías y dibujos a través de tecnologías como impresoras láser, teléfonos móviles, IPads, entre otros. Ha explorado el collage, el tema de la homosexualidad en Inglaterra y escenas de la vida cotidiana de jóvenes atletas en California. Especialmente conocido por sus collages con Polaroids, Hockney estiró al máximo la bidimensionalidad de la fotografía, haciendo que el espectador se preguntara sobre su visión condicionada de las cosas.


Para terminar, vamos a hablarte de un artista expresionista alemán: Ernst Wilhelm Nay. Utilizó el color para expresar emociones. Empezó como realista, cambió a surrealista, como Dalí y Chagall, y terminó expresionista, demostrando que los artistas no deben ser etiquetados por movimientos artísticos. Irisches Gedicht, pintado en 1957, es una de sus obras abstractas, con fuertes pinceladas en azul, naranja, amarillo y verde.


Puedes encontrar más información sobre estos y todos los demás artistas de los que hemos hablado en los libros de Taschen, que están disponibles fuera del museo. Esperamos que te hayas divertido, que hayas disfrutado y que salgas de aquí con una bolsa LOQI al hombro y un libro Taschen dentro. ¡Nos vemos en tu próxima visita!






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